¿Qué son los Bioestimulantes Agrícolas? Tipos y Beneficios

¿Qué son los estimulantes agrícolas?

Los estimulantes agrícolas, también conocidos como bioestimulantes, son sustancias o microorganismos aplicados a las plantas o al suelo con el objetivo de mejorar el crecimiento vegetal, el rendimiento del cultivo y la resistencia al estrés. Para ello, actúan sobre los procesos fisiológicos de las plantas, potenciando su salud y desarrollo de forma natural.
Los estimulantes agrícolas, o bioestimulantes optimizan la eficacia de los fertilizantes y facilitan que las plantas los absorban mejor y estimulan procesos clave como la fotosíntesis, el desarrollo radicular y la actividad enzimática.
Además, incrementan la resistencia de los cultivos ante estrés abiótico como sequía, salinidad o temperaturas extremas, y funcionan como complemento a otras prácticas agrícolas. También pueden ayudar a mejorar las defensas naturales de las plantas, mitigando el impacto de plagas y enfermedades.
Tipos de estimulantes agrícolas

Entre los principales tipos destacan los extractos vegetales y de algas, como *Ascophyllum nodosum*, conocidos por su alta concentración de fitohormonas que estimulan el crecimiento y la resiliencia. Los aminoácidos y péptidos favorecen la síntesis de proteínas y aceleran la recuperación tras situaciones de estrés o podas. Los ácidos húmicos y fúlvicos mejoran la estructura del suelo, la retención hídrica y el desarrollo de raíces.
Los microorganismos beneficiosos, como las bacterias *Azospirillum* o los hongos micorrícicos, contribuyen fijando nitrógeno, solubilizando fósforo y protegiendo contra patógenos del suelo. También existen sustancias inorgánicas, como el silicio o el ozono, que influyen en la fisiología vegetal sin actuar como nutrientes. Por último, el quitosano y sus derivados estimulan mecanismos de defensa y reducen el estrés biótico.
El ozono en la agricultura, aunque tradicionalmente se ha utilizado por sus propiedades desinfectantes, también puede actuar como bioestimulante funcional indirecto innovador en la agricultura cuando se aplica de forma controlada, porque tiene la capacidad de influir positivamente en la fisiología vegetal se manifiesta a través de dos grandes mecanismos. Por un lado, la protección del cultivo mediante acción oxidativa controlada, eliminando hongos, bacterias y virus; y reduciendo, por tanto el estrés biótico** que sufre la planta (menos recursos destinados a la defensa). Por otro lado, el efecto fisiológico del ozono tras su descomposición en oxígeno, que mejora la oxigenación del entorno radicular; favoreciendo la absorción de nutrientes por parte de las raíces, estimulando la actividad microbiana beneficiosa del suelo y la eficiencia en la respiración celular y la fotosíntesis, dos procesos clave en la salud y productividad de la planta.
Ozono, bioestimulante funcional indirecto para una mejor producción

La aplicación del ozono en agricultura, siguiendo una metodología adecuada, actúa como inovador bioestimulante funcional indirecto, sin generar residuos químicos mejorando la salud del cultivo, así como su producción y la rentabilidad.
El ozono elimina patógenos y contaminación de los cultivos, e, indirectamente, estimula procesos naturales de las plantas para incentivar su crecimiento, resistencia al estrés y eficiencia en el uso de nutrientes.
De este modo, el uso del ozono es eficaz como agente protector y bioestimulante funcional indirecto, induciendo respuestas fisiológicas beneficiosas.
1. Protección del cultivo mediante acción oxidativa controlada
El ozono gaseoso o en agua ozonizada se utiliza para eliminar patógenos (hongos, bacterias, virus) del entorno del cultivo: suelo, agua de riego, superficie foliar, etc. La desinfección reduce la carga biológica, disminuyendo el estrés biótico sobre la planta. Esto permite que la planta destine más recursos al crecimiento y al rendimiento, en lugar de a la defensa. Este efecto de bioestimulación funcional indirecta mejora el vigor de la planta.
2. Efecto fisiológico por su descomposición en oxígeno (O2) y radicales
Cuando el ozono se descompone, libera oxígeno activo, lo que mejora la oxigenación del entorno radicular (especialmente importante en sistemas hidropónicos o suelos compactados). Se ha observado que una mejor oxigenación favorece la absorción de nutrientes, estimula la actividad microbiana beneficiosa (cuando no es eliminada por el propio ozono) y mejora la respiración celular y la eficiencia fotosintética.


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