Las instalaciones de fosas sépticas son muy comunes en zonas rurales o parajes aislados de las zonas urbanas. Se trata de una forma sencilla y barata de tratar las aguas residuales donde en algunas ocasiones puede generar un mal olor que debemos eliminar.

Los organismos residuales que pasan directamente a la fosa séptica son tratados mediante un filtro que descompone poco a poco los microorganismos, gracias a las bacterias anaerobias, convirtiendo así, parte de los sólidos en materia soluble para el agua, para facilitar la descomposición. Además cuentan con un tubo que tiene que dar directamente a la superficie para poder expulsar los gases

La acumulación de esta materia orgánica provoca un gran cúmulo de gases en la fosa séptica, como son el metano, el monóxido y el dióxido de carbono, y una gran escasez de oxígeno. Esta falta de oxígeno es la causante del mal olor de la fosa séptica. La solución a todos estos problemas es la utilización de un generador de ozono.

El ozono es el gas con mayor poder desinfectante del mundo, por lo que es el complemento ideal para el tratamiento de las fosas sépticas. Al actuar, el ozono libera oxígeno, eliminando cualquier tipo de microorganismo, virus, bacterias y agentes patógenos existentes, los cuales son los provocadores de los malos olores. Hay que destacar que el ozono no cubre el olor, lo elimina directamente, al acabar los componentes que lo originan, y previene su aparición.

El ozono al actuar no deja residuos químicos ni tóxicos, por lo que es totalmente respetuoso con el medio ambiente, a diferencia de otros químicos. El ozono en las fosas sépticas es la solución más ecológica y eficaz a los malos olores que generan en la zona colindante.