MAR
2013
Los efectos negativos del Bisfenol A
Un informe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente y la OMS concluye que los disruptores endocrinos como el Bisfenol A son una “amenaza global” para la salud.

En estos días se ha vuelto a reavivar la polémica sobre los efectos negativos para la salud humana de los disruptores endocrinos, como el Bisfenol A (también llamado BPA), tras un informe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP por sus siglas en inglés) y la Organización Mundial de la Salud, concluyendo que estos compuestos químicos son una “amenaza global” de la que hay que estar pendiente, ya que son sospechosos de producir alteraciones en la regulación hormonal.
Hace unos meses, otro estudio realizado por la Universidad Estatal de Washington publicado en “Proceedings of the Nacional Academy of Science” (PNAS), aseguraba que el Bisfenol A puede afectar al sistema reproductivo de la mujer, causando incluso daños en los cromosomas, abortos involuntarios y defectos de nacimiento.
El Bisfenol A es un compuesto químico que se incluye en la composición de plásticos y resinas destinados a usos cotidianos, como es el caso de botellas, tuppers, latas, entre otros. Este compuesto químico pasa de los envases a los alimentos y bebidas que posteriormente ingerimos. Algunos expertos han asegurado que sus efectos son altamente nocivos para la salud humana, ya que puede tener efectos perjudiciales sobre la capacidad reproductiva del ser humano, enfermedades coronarias, diabetes, daños cerebrales, cáncer y puede llegar a alterar el equilibrio hormonal.
La Unión Europea establece el límite máximo de residuo para el Bisfenol A en 0,6 miligramos por kilogramos. Por debajo de esa cifra, se considera que no existen problemas de toxicidad. Como precaución ante los posibles daños que puede causar esta sustancia en el organismo, la UE prohibió en 2011 la fabricación y venta de biberones con Bisfenol A. Por su parte, Francia extenderá esta medida a todos los recipientes alimenticios a partir de julio del 2015. En España la fundación Vivo Sano ha creado una plataforma para prohibir la fabricación y venta de estos productos.